miércoles, 24 de noviembre de 2010

Exposición “La Boutique des Évadés” del fotógrafo Jacques Houdoin en Alliance Française de Madrid.


“En 1976, Richard Brautigan escribía que nunca dejaba su habitación en un hotel de Tokio sin estar seguro de que llevaba su pasaporte, su cuadernillo, un bolígrafo y un diccionario ingles-japonés. También decía que Tokio era algo enigmático. Yo he cambiado el bolígrafo y el cuadernillo por una cámara de fotos durante diez días, en julio 2009.” Jacques Houdoin


Tokio siempre será un enigma. Nuevo paradigma del urbanismo del siglo XXI, Tokio desorienta. Ya que, si se encuentra lo que uno busca, se encuentra más bien lo que no se buscaba. Más que por su gigantismo, Tokio impresiona por la naturaleza de las relaciones entre personas. Estaba buscando la agitación y la multitud con un haïku de Kanedo Tôta en mente, Los empleados de bancos resplandecen en la mañana como calamares. Pero la atmósfera mitigada y silenciosa, sin el sonido de los cláxones, es igual de impresionante. La gente no se tropieza pero se roza deslizando. Forma lo que Régine Robin ha llamado una “coreografía urbana”.

Más que nada, aparecen preocupados por ellos mismos y parecen no tener ningún interés en los otros, ni tampoco en mí en particular. Lo que percibo corresponde exactamente a lo que Goffman denominó “desatención educada”.

La impresión de seguridad, de serenidad, de tranquilidad y de cortesía que se siente en Tokio, produce un efecto de realidad que lleva a preguntarse si esta armonía pretendida, mostrada y sobreguionizada no esconde otra realidad.

Lo que me había parecido un Tokio tranquilo, divertido y para divertirse solo disimula inquietud, insatisfacción, frustración sin que no obstante la reescenificación se convierta necesariamente en drama, desasosiego, y trágicismo.

Me he encontrado con la soledad en Tokio repetidas veces: en los restaurantes a la hora de la comida; en los bares de Shinjuku por la noche; en las salas de pachinko abiertas desde las 10 de la mañana y cuyas características son la organización de un juego estrictamente solitario y sin embargo se juega en grupo. Hombres y mujeres solitarios (kodoku), aislados, pero no por ello desolados (kôhaï). Sutil o disimulada, voluntaria o sufrida, soledad o aislamiento, al borde de la desaparición, no hago más que observar escenas, sin ver entre bastidores, sin tener acceso al lado oscuro.

Pero los comportamientos que observo no se pueden vincular a un foco “franco-centrado”. Enfrentando por ejemplo el individualismo francés al grupismo japonés,…a lo sumo podría explicarlos a partir de una proyección franco-centrada a la inversa.

Constato simplemente una fragilidad en el individuo y no puedo dejar de pensar en Osamu Dazaï: “Tokio ofrece la imagen de una febrilidad melancólica”.

El titulo “La Boutique des Évadés” (La Tienda de los Évadidos) hace referencia a un programa de televisión de los años 90 sobre desapariciones en Japón, que tuvo una gran audiencia.


--- SOBRE EL ARTISTA ---

Las obras de Jacques Houdoin fijaron su mirada durante mucho tiempo en la relación entre memoria, fiestas “tribales” e imagen. La Polaroid era el soporte ideal para estas relaciones. Su aspecto efímero e instantáneo, la posibilidad de “atormentar” – hervir, deformar, despegar, ofrecer otro soporte – y el carácter único de cada imagen constituían la metáfora ideal de un trabajo sobre la memoria.

Hoy en día, el artista se ha orientado hacia la relación del individuo con su entorno. Desde hace algunos años, lleva a cabo en Menorca un trabajo de fondo sobre turismo.

LUGAR: Alliance Française de Madrid – Cuesta de Santo Domingo, 13 – 28013 Madrid


HORARIOS: de lunes a jueves de las 9h a las 21h, viernes de las 9h a las 19h, sábados de las 9h30 a las 13h30. ENTRADA GRATUITA

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